El misterio de los durmientes de tumbas
Desde
tiempos inmemorables, el temor a la muerte ha sido uno de los preceptos que han
acompañado a la humanidad. Entonces ¿cómo es posible que en la actualidad
muchas personas decidan dormir sobre frías lozas y acompañar el sueño de los
muertos?
Durmientes de tumbas o cementerios es el nombre con el que se conoce a un nuevo fenómeno antropológico que ha venido suscitándose últimamente en los cementerios de la vieja Europa, y que, desde el punto de sus practicantes, se trataría de un ritual de corte neo romántico que pretende retomar el contacto con los seres queridos que han fallecido de una forma espiritual.
Este fenómeno ha provocado que muchas personas, sobre todo aquellas que se sienten atraídas por el lado oscuro de la vida y del arte, ingresen a los camposantos en muy altas horas de la noche para realizar ofrendas fúnebres a los muertos, a través de flores, velas, música y poemas. Luego enfrentando todos sus miedos, deciden recostarse sobre las tumbas de sus seres queridos o personajes que admiran, a fin de alcanzar una especie de sueño lúcido, que les permitirá tomar decisiones importantes sobre su vida, su trabajo, y por qué no hasta de su vida sentimental, para lo cual escriben una pregunta sobre un papel, lo colocan bajo un lirio morado, y después se entregan al sueño absoluto, seguros de que ese ser que yace bajo la tierra, desde el más allá, los guiará en su respuesta en el transcurso de los días siguientes.
Al respecto de este fenómeno muchos psicólogos aseguran que se trata de un estado de subjetividad, en el cual las personas consideran que es posible establecer un contacto con sus seres fallecidos, teoría rechazada por la ciencia, ya que no existen evidencias que muestren que este fenómeno sea posible; sin embargo para Albert Ortiz, uno de los durmientes de tumbas, este fenómeno cultural se remonta a la recolección de antiguos ritos practicados por los artistas románticos, quienes buscaban encontrarse a sí mismos, a través de la contemplación de la muerte y la soledad absoluta para reflexionar sobre la vida misma y sus misterios. Por ello y en palabras del mismo Albert, dormir sobre una tumba de un ser fallecido no se trata de una acción que pretenda irrespetar el sueño de los muertos, sino de realizar una nueva forma de espiritismo que le permita a la persona encontrar aquellas respuestas que tanto hacen falta para continuar con su vida.
De esta manera, cada vez es más común encontrar muchas personas que se sienten atraídas por este fenómeno, que no solo implica dormir sobre las tumbas, sino que incluye la entrega de distintas ofrendas que pueden ir desde un simple poema hasta melodías interpretadas en el camposanto a través de un violín, una guitarra y una dulce voz de soprano que rompe el silencio de la noche para recordar a quienes se han ido, que jamás serán olvidados.
El poeta español Bécquer manifestaba en uno de sus poemas: ¡Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!, frase que a los durmientes de tumbas lo inspira, ya que aseguran que otra de las razones por las cuales realizan estos rituales es para no olvidar que todos algún día moriremos, y que por lo tanto no deberíamos jamás abandonar la memoria de los muertos, sino que, por el contrario, el miedo a la muerte debe entenderse como un paso en la vida que todos debemos dar.
Sin embargo y desde otro punto de vista de este fenómeno, varias son las personas que no están de acuerdo con la acción de los durmientes de tumbas, ya que consideran que estas acciones no son normales, y que, además, muchos de estos pálidos como también se los llama, lo único que provocan es la intranquilidad de los muertos, ya que cuando alguien fallece, las personas deben dejar que sus almas disfruten del sueño de la muerte en absoluta paz. Incluso hay quienes han llegado a afirmar que muchas de las personas que duermen en los cementerios han sido responsables de la destrucción de mausoleos y tumbas, situación que, por supuesto es negada por estos durmientes, quienes recalcan que jamás se atreverían a cometer tales acciones, ya que lo único que desean es hallar una paz espiritual que solo estos lugares les pueden brindar.
Lo cierto es que en el caso de Ecuador y en otros países, estas acciones no están permitidas por las autoridades, debido a que en la sociedad existen reglas para lograr una convivencia adecuada, y por lo tanto cuando un lugar se cierra en la noche, es para que nadie ingrese en él. Por ello, violentar esta normativa que incluye el ingreso a los cementerios supone una falta que debe ser sancionada, más aún si se busca destruir el patrimonio exequial que forma parte de los cementerios. No obstante, y pese a estas restricciones, los durmientes de tumbas insisten en que no dejarán este ritual, puesto que se ha convertido en una forma poética de velar el sueño de los muertos y obtener sabiduría gracias a la intervención de quienes habitan en el más allá…
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